Como cristianos católicos encontramos la Palabra de Dios plasmada en el Libro Sagrado conocido como la Biblia, donde la fe se manifiesta y se nutre. Por esta razón, la Iglesia dedica un tiempo especial para celebrarla: el mes de septiembre, que es considerado el “Mes de la Biblia” en la Iglesia, un periodo destinado a la reflexión, lectura y estudio de las Sagradas Escrituras. Esta celebración tiene sus raíces en la conmemoración de San Jerónimo, uno de los más grandes estudiosos de la Biblia, y busca fomentar una mayor comprensión y aprecio por la Palabra de Dios.
¿Por qué la Iglesia designa septiembre como el Mes de la Biblia? Esto se debe a la figura central de San Jerónimo, cuyo nombre completo es Eusebio Hierónimo, nacido alrededor del año 347 en Estridón, un lugar situado en la actual Croacia. Jerónimo es conocido principalmente por ser el traductor de la Biblia al latín, la llamada Vulgata, que ha sido la versión oficial de las Escrituras en la Iglesia Católica durante muchos siglos.
Jerónimo dedicó gran parte de su vida al estudio de la Biblia. Su vasto conocimiento de hebreo, griego y latín le permitió traducir los textos bíblicos con una precisión y fidelidad excepcionales. Su obra no solo facilitó el acceso a la Palabra de Dios a las personas de habla latina, sino que también estableció un estándar de estudio bíblico que ha influido en generaciones de cristianos.
El 30 de septiembre, día de la muerte de San Jerónimo en el año 420, es conmemorado por la Iglesia como su fiesta, y este es el principal motivo por el cual Septiembre ha sido elegido como el Mes de la Biblia. La Iglesia ve en Jerónimo un ejemplo de dedicación al estudio de la Sagrada Escritura y un modelo para todos los cristianos, quienes son llamados a conocer y vivir la Palabra de Dios en sus vidas cotidianas.
El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) resalta la importancia de la Sagrada Escritura en la vida de los creyentes. La Biblia es descrita como “el alma de la teología sagrada” y se afirma que “la Palabra de Dios, contenida en la Sagrada Escritura, es como el sustento del alma” (CIC. #131). La Iglesia enseña que la Escritura es la revelación de Dios a la humanidad y que, junto con la Tradición, forma el depósito de la fe. La Biblia no solo es un libro de lectura espiritual, sino que también es fundamental para la enseñanza, la predicación y la vida moral de la Iglesia. De hecho, en la liturgia, especialmente en la Eucaristía, la Palabra de Dios es proclamada y escuchada con reverencia, como una forma de nutrir la fe de la comunidad cristiana.
El CIC también subraya la importancia del estudio y la meditación de la Biblia, alentando a los fieles a familiarizarse con las Escrituras para poder vivir plenamente su fe. Este enfoque resalta la relevancia de dedicar un mes entero al estudio de la Biblia como una forma de profundizar en el conocimiento de la Palabra de Dios y permitir que esta ilumine la vida diaria de los creyentes.
En 2013, el Papa Francisco publicó la exhortación apostólica Evangelii Gaudium: La Alegría del Evangelio, que ofrece una visión contemporánea sobre la importancia de la Biblia en la vida de la Iglesia y en su misión evangelizadora. En este documento, Francisco llama a todos los cristianos a redescubrir la alegría de la fe y a compartirla con los demás, subrayando que la Palabra de Dios es central en esta misión.
El Papa Francisco insiste en que “el estudio de la Sagrada Escritura debe ser una puerta abierta a todos los creyentes” (EG. #175). También alienta a los fieles a tener una relación viva con la Palabra de Dios, no solo a través del estudio académico, sino también mediante la meditación y la oración, reflejando la espiritualidad de la lectio divina, una práctica antigua de la Iglesia que combina la lectura de la Biblia con la oración.
En Evangelii Gaudium, el Papa Francisco hace un llamado a la Iglesia para que se convierta en una comunidad evangelizadora que proclame la Palabra de Dios con entusiasmo y alegría. En este sentido, el Mes de la Biblia es una oportunidad para que los cristianos renueven su compromiso con la evangelización, inspirados por la Escritura y guiados por el ejemplo de Jesús, quien es la Palabra hecha carne.
Para que la Biblia se convierta en una fuente viva de fe y guía espiritual, es esencial que los creyentes se involucren activamente en su estudio y comprensión. A continuación, se presentan algunos métodos prácticos que los fieles pueden utilizar para conocer y entender mejor las Escrituras:
- Lectio Divina: Este método es una práctica tradicional que combina la lectura de la Biblia con la meditación y la oración. Se compone de cuatro pasos: lectura (lectio), meditación (meditatio), oración (oratio), y contemplación (contemplatio). A través de este proceso, los fieles pueden reflexionar profundamente sobre un pasaje bíblico y permitir que la Palabra de Dios toque sus corazones y guíe sus vidas.
- Estudio Bíblico en Grupos: Participar en grupos de estudio bíblico ofrece la oportunidad de explorar las Escrituras de manera comunitaria. Estos grupos proporcionan un espacio para compartir ideas, hacer preguntas y profundizar en la comprensión de los textos bíblicos. Además, el diálogo con otros creyentes puede enriquecer la interpretación personal de la Biblia.
- Uso de Comentarios Bíblicos y Herramientas de Estudio: Los comentarios bíblicos, diccionarios y atlas son herramientas útiles que pueden proporcionar contexto histórico, cultural y teológico a los textos bíblicos. Estas herramientas ayudan a los fieles a interpretar las Escrituras de manera más informada y a comprender mejor su significado en la vida actual.
- Lectura Continua de la Biblia: Establecer un hábito de lectura diaria de la Biblia es fundamental para familiarizarse con las Escrituras. Planes de lectura que abarquen toda la Biblia en un año, o la lectura de los Evangelios durante un período específico, pueden ser métodos efectivos para integrar la Palabra de Dios en la vida cotidiana.
- Aplicación de la Biblia en la Vida Diaria: Más allá de la lectura y el estudio, es crucial aplicar las enseñanzas bíblicas en la vida diaria. Reflexionar sobre cómo un pasaje específico se relaciona con las experiencias personales y tomar decisiones basadas en los principios bíblicos son formas de vivir la Palabra de Dios de manera concreta.
Es importante que esta celebración se lleve a cabo en el contexto de la nueva corriente de la Iglesia contemporánea, en la que la Biblia juega un papel esencial en la renovación y revitalización de la fe católica. Esta corriente, influenciada por Evangelii Gaudium y otros documentos recientes, busca una Iglesia más abierta, dinámica y comprometida con el mundo actual. A continuación, se exploran algunas formas en que la Biblia se integra en esta corriente renovadora:
- Nueva Evangelización: La Nueva Evangelización, promovida desde Juan Pablo II y consolidada con el Papa Francisco, enfatiza la necesidad de reavivar la fe en sociedades donde la religiosidad tradicional ha disminuido. La Biblia es fundamental en este esfuerzo, ya que proporciona las bases doctrinales y espirituales para compartir el Evangelio de manera efectiva y relevante.
- Teología de la Liberción y la Dignidad Humana: Inspirada por pasajes bíblicos que resaltan la dignidad inherente de cada persona, esta corriente promueve una teología que defiende la libertad y los derechos humanos. La Biblia, con su énfasis en el amor, la justicia y la misericordia, proporciona el marco ético y moral para estas iniciativas.
- Diálogo Interreligioso e Intercultural: En un mundo cada vez más globalizado, la Iglesia busca fomentar el diálogo con otras religiones y culturas. La Biblia, como texto sagrado compartido y referencia común en muchos contextos, facilita este diálogo, promoviendo la comprensión mutua y la cooperación en valores compartidos.
- Sostenibilidad y Cuidado de la Creación: La encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco subraya la responsabilidad cristiana de cuidar el medio ambiente. Los pasajes bíblicos que hablan de la creación y la mayordomía inspiran acciones concretas hacia la sostenibilidad y la protección del planeta.
- Inclusión y Comunidad: La Iglesia contemporánea busca ser más inclusiva, acogiendo a todos, independientemente de sus antecedentes sociales, económicos o culturales. La Biblia, con su mensaje universal de amor y acogida, respalda estos esfuerzos, promoviendo una comunidad más justa y solidaria.
- Tecnología y Medios Digitales: La nueva corriente de la Iglesia también reconoce la importancia de los medios digitales para difundir la Palabra de Dios. Plataformas en línea, aplicaciones móviles de lectura bíblica y recursos multimedia facilitan el acceso a la Biblia, permitiendo que más personas se conecten con las Escrituras en formatos adaptados a la era digital.
- Educación y Formación Continua: Se fomenta una educación religiosa que integra la Biblia de manera activa en la formación de catequistas, líderes comunitarios y laicos. Programas de formación continua y cursos de teología bíblica equipan a los fieles para interpretar y vivir la Palabra de Dios de manera informada y comprometida.
Septiembre, el Mes de la Biblia, es un tiempo privilegiado para que los católicos profundicen su relación con la Palabra de Dios, inspirados por la vida y obra de San Jerónimo, la enseñanza del Catecismo de la Iglesia Católica y la exhortación del Papa Francisco en Evangelii Gaudium. Este mes nos invita a redescubrir la Biblia como fuente de vida espiritual y guía para la misión evangelizadora, recordándonos que la Palabra de Dios es viva, eficaz, y capaz de transformar nuestras vidas y comunidades.
Los métodos prácticos como la lectio divina, el estudio en grupos, el uso de herramientas de estudio, la lectura continua, y la aplicación diaria de las enseñanzas bíblicas son claves para que cada creyente pueda acercarse más a las Escrituras y permitir que estas iluminen su camino de fe.
Además, en la nueva corriente de la Iglesia contemporánea, la Biblia sigue siendo el fundamento esencial que guía la renovación y el compromiso con el mundo actual, asegurando que la fe católica permanezca relevante y vibrante en cada generación.
Así, el Mes de la Biblia no solo celebra un texto sagrado, sino que también reafirma el compromiso de la Iglesia con una fe dinámica y en constante evolución, anclada en la Palabra de Dios y abierta a las realidades contemporáneas. Es una invitación a todos los fieles a sumergirse en las Escrituras, encontrar en ellas consuelo, inspiración y dirección, y a compartir la alegría del Evangelio en todos los aspectos de la vida.